Aullido interno



Cintas agazapadas esperan encontrar su sitio.

Cada gota se acurruca y espía cada vez que se rompe una liga.

En silencio, detesto tener este sentimiento de promiscuidad ingrata,
Pero grito de placer cuando se me llega a acurrucar en el alma.

Cada vez que despierto,
Me vuelven desde la almohada las onomatopeyas,
Expresando mis sentimientos con espontaneidad explosiva;
Cada vez que me duermo descansan,
Y se expresan en palabras, en frases íntegramente armadas.

Callar sólo me hará sollozar,
Y gritar me ha de llevar a sentirme plena…
¡Entonces he de gritar!
Y si me llega a importar el qué dirán, lo haré en silencio…
O lo haré despacio, susurrando al oído de quien pueda escucharlo…

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