Esencia


El aroma del alma se desdibuja a medida que el desgaste de un corazón despiadado ejerce sobre nosotros una rutinaria pasión empeñada en estructurarla.
No has de oler el alma si no puedes siquiera percibirla. Nunca podrás verla, el espejo nos refleja esa agonía.
Podrás tomar la que quieras, pero no expandirla, tocar solo la que te permita hacerlo, y morder la que sea más desinhibida.
Cerrarás el cuaderno de tus creaciones del alba, abriéndolo de nuevo para ver así el abanico de tu obra magna, y has de saborearla, catarla, y respirarla antes de por fin soltarla.
Te sentirás importante al arrancar sus hojas y lanzarlas al viento, quien se encargará de borrar tu nombre sin rozar tu esencia.
¿Será una musa? ¿Será ella el arte? ¿Será la pasión, la confianza, el desenlace? Sí, y será brillante y siempre viva, completando tu ser de una felicidad exhaustiva, convirtiéndose en el relato de tu vida de ella provista.
Tu instinto, tu instrumento, esa cálida caricia desde el cielo, que has de oler solo una vez y su aroma aparecerá en silencio.

Mar de calmas



Clarividencia, elocuencia
Mal de amores se presenta.
Salta una ráfaga y rompe el espejo,
Corre una liebre en medio de un pleito.
Guardo la calma mientras sangra.
Guardo la espina escondida en las ansias,
Careteando a las dudas, esfumándolas.
Desnuda de alma, vestida en harapos de lástima.
Entre tus sueños he de pensarte
Y haz de querer dormir sin parar de plantearte
Cuán armada de valor podría estar
Para mitigar el desastre