Regreso a la madrugada

Impaciente, busco rimas donde las palabras se fugaban al cantar los sones. Se acerco, temerosa, presintiendo una respuesta turbia. Quiso pensar pero los pensamientos se transformaron en aves, acercando la brisa y alejando las palabras. Impaciente acudió a su llamado, el cual no era ajeno, sino propio, y así se fue enredando en la maraña de ser y no ser, de estar y pasar, de soltar pero no dejar. Quiso transformarse en neblina, y desaparecer al acercarse el mediodía, pero olvido que era verano y que el invierno ya la había dejado. Se acercó, temerosa, admitiendo su falla, agachando la cabeza para esquivar la parra. Impaciente tomó sus uvas, las cuales recordaba agrias, y el dulzor de ese fruto la sorprendió amarga. Quiso tomar un racimo, pero la planta cada vez más se alejaba. Impaciente, pego un salto, y al querer tocar el piso a su regreso se encontró con la nada. Impaciente quiso, se acercó. Pero el abismo era todo lo que le quedaba.

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