Publicado por Ayuburí en 17:49
Miré de reojo en un principio.
Corrí, y en un instante me sorprendió de frente.
Había llegado. Lo iba a esperar.
Volver a verlo fue un dejabú de ese tierno ayer.
Tan simple como siempre había sido,
con ese brillo tan propio y esa postura tan fiel y correcta.
Miré detalladamente sus movimientos,
y rompí mi corazón sin necesidad de hacerlo.
Volví a correr,
y corrí lo más rápido que mi cuerpo y mente me permitían hacerlo.
Retomé mi camino, mirando por el rabillo del ojo si él seguía ahí,
y para mi gran sorpresa estaba...
Supe entonces que, por mas distancia y tiempo entre nosotros,
con solo mirar de reojo, iba a poder encontrarlo...
porque siempre iba a estar a mi lado.
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