Sensaciones


Corrió… Se estampó contra esa pared de inmunidad agresiva, se retiró con fuerza de espasmo, y corrió, corrió sin rumbo, sin pausa, corrió con sus bellas artes a la vista, con sus extrañas visiones pervertidas, sus confesiones inconfesables corrompidas, y sus cortes profundos en la mira…
Se miró las manos, y estrujó su encanto, su fascinación por ambos… castigó los escrutinios de sus prometedoras y calmadas aguas dentro del alma. Las abolió, las corrompió, las desgarró, las cortó de raíz y no se arrepintió… Atrás quedaba el poblado, atrás quedaba el claro, atrás quedaba el pueblo, atrás quedaba el cielo de sus amores no encontrados, de sus pasiones inconclusas, de sus encuentros alocados, y de sus miradas cargadas.
Se escondió en la multitud, mirando fijamente las disimuladas figuras que frente a él se presentaban, el presente era ya difuso, las miradas casi nulas, los amores insensibles, y las pasiones… las pasiones, como siempre, inconclusas. Frenó en un puesto con aromas de su infancia; miró detalladamente los paños voladores, las maderas rechinantes y los brillos de la calle, se escapó de aquello dudando, rogando no encontrarse nuevamente con tan hermoso pasado… Se fue sollozando, quebrado, mutilado, desarmado. Se fue, se fue aliviado, con la pena brotando, con las sabrosas cuestiones de su alma sangrando, y volvió riendo, no a su pasado, volvió a si mismo tarareando su regreso en el acto. Consiguió una pluma, y tatuó su, por así llamarlo, logro. Extendió sus brazos, relajó su cuerpo y se entregó al apacible viento que se escurría por su regazo. Agradeció el gesto y se desintegró en el todo de la nada. Con alaridos deseosos de encontrar un sitio, terminó con el suplicio y consiguió la muerte… terminó con el suplicio, pero puntos suspensivos se situaron en su muerte.

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