Primer Invierno

En silencio, una multitud de pájaros nómades toma su rumbo hacia el verano, rozando, sin pensarlo, el tibio néctar de un atardecer sonrosado. En silencio, la brisa contiene a esa pluma que se cansó de volar siguiendo al sol y se dejo ser a la deriva. En silencio, ésa pluma, de quien sabe cuántos veranos, roza mi mano, me acaricia y me espía mientras cae en mi zapato. En silencio miro al suelo, seria y muda; sin quererlo siquiera me percato, de que una pluma de verano ha elegido pasar su primer invierno, posándose, desinhibida, sobre mi zapato.

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